NO ABUSEMOS DEL ADULTO FORMAL (13)
Con el Adulto Formal podemos desarrollar lo que suele considerarse el máximo logro intelectual en nuestra cultura, es decir, el razonamiento formal, después de haber desarrollado el razonamiento concreto (Piaget, 1967). Tanto el razonamiento formal como el razonamiento concreto, presuponen las siguientes reglas lógicas:
- "Una cosa sólo puede ser idéntica a sí misma".
- "Una cosa no puede ser ella misma y su contraria".
- "Si una cosa es verdad, su contraria es falsa".
Estas reglas nos son útiles para desenvolvernos con facilidad a efectos prácticos. Nos son transmitidas exteropsíquicamente y están interiorizadas en la Técnica Cultural (en el Padre Cultural), usándolas después, más o menos inconscientemente, al igual que podemos usar el lenguaje, sin saber las reglas gramaticales. Por ejemplo, izquierda y derecha son dos palabras que, aunque designan abstracciones que no existen en la realidad concreta, nos son útiles para definir dos direcciones contrarias. Tener claramente definidas estas dos direcciones nos permite entendernos prácticamente. Si una persona me pregunta: ¿Dónde está la panadería?, y yo respondo: "Está a la izquierda", la persona sabe adónde dirigirse y pasa a actuar. Desde luego, necesitamos estar seguros de que "a la izquierda", no es "a la derecha". Edward de Bono (1972) llama a esta manera de razonar el sistema SI NO, el cual se basa en nuestra necesidad de tener seguridad, para protegernos y sobrevivir. En el peor de los casos, dudar en según que situaciones, podría sernos fatal.
Con el razonamiento concreto nos desenvolvemos ante la realidad tangible, pero con el razonamiento formal podemos desenvolvernos ante una realidad abstracta, siendo ésto, precisamente, su posible problema. El objetivo del razonamiento formal es articular ideas según reglas establecidas, asegurando la coherencia interna del razonamiento, a partir de unas premisas. Pero su objetivo no es reflejar la realidad de las cosas y sus interrelaciones profundas. La realidad tiene contrastes naturales que pueden parecernos opuestos o contradictorios, pero que son necesarios para configurar dicha realidad. Por ejemplo, al leer esta página vemos letras negras impresas en papel blanco, de manera que el sentido común nos dice que lo negro resalta sobre lo blanco. Sin embargo, también podemos considerar que lo blanco resalta sobre lo negro (Watts, 1972). Es decir, ¿podemos leer gracias a lo blanco, o a lo negro? De hecho, no podemos separar una cosa de otra. Si papel y letras fuesen blancas, no podríamos leer. Si papel y letras fuesen negras, tampoco. Lo blanco es tan importante como lo negro. Pero para el razonamiento formal una de dos: o leemos gracias a lo negro, o leemos gracias a lo blanco. Cuando dos cosas nos parecen contradictorias y valorarmos una cómo verdadera, la otra, si razonamos de acuerdo con el razonamiento formal, ya no tiene más remedio que ser falsa.
El razonamiento formal tiene su utilidad para según que cosas, pero para otras puede ser destructivo. Por ejemplo, el hombre es el único "animal" que está destruyendo el sistema ecológico del que depende. Contaminando la atmósfera, los ríos, los mares, etc., "tiramos tierra sobre nuestros propios ojos". Lo que contaminamos, después, directa o indirectamente, lo usamos nosotros mismos. No nos damos cuenta de que no podemos separar nuestro organismo del medio natural en que vivimos (Watts, 1980). La Tierra es también nuestro organismo. La Tierra y nosotros no somos dos cosas opuestas, sino una única cosa en la que todo está interrelacionado. Pero con el razonamiento formal nos vemos como cosas separadas e incluso opuestas. La naturaleza es entonces algo que hemos de "dominar" o, en el mejor de los casos, de "ordenar", usando el razonamiento formal.
Con frecuencia, aplicamos el razonamiento formal a cosas que forman parte de nuestro ser natural en el mundo, pero que calificamos negativamente y rechazamos, creando entonces un problema. Por ejemplo, "sentirnos tristes" suele ser visto como algo "malo" respecto a su opuesto "sentirnos alegres", que es visto como "bueno". Entonces empezamos a rechazar sentirnos tristes, pero con ello, al no expresar una emoción que es tan natural como la alegría, convertimos la tristeza en un problema, cuando, de hecho, no lo es.
El razonamiento formal no es el máximo desarrollo intelectual que podemos alcanzar. Si queremos aprehender otras dimensiones de la realidad, nos es necesario desarrollar el razonamiento dialéctico, que, estructuralmente, es un desarrollo neopsíqucio al que llamo el Adulto Completo.
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