LAS CARICIAS POR SER SUENAN ABSTRACTAS (14)
Además de la escasez social de caricias positivas por "ser", es frecuente que, cuando las recibimos, nos parezcan demasiado asbtractas, perdiendo interés. Supongamos, por ejemplo, que alguien nos dice: "Te quiero", y entonces le preguntamos: "¿Por qué me quieres?", a lo que nos responde: "Pues, porque te quiero". Probablemente, esperamos una respuesta más concreta, es decir, que no vivenciamos una sincronía (Seligman, 1975) entre la caricia y nosotros. Sigamos suponiendo que volvemos a preguntarle: "Pero, ¿por qué me quieres?", a lo que nos responde: "Bueno, pues te quiero como persona". Probablemente, seguiremos esperando una respuesta más concreta. ¿Qué quiere decir con lo de "como persona"? ¿Qué somos nosotros "como personas"?
Cuando somos niños, no nos es posible separar la aceptación o rechazo de los demás hacia lo que hacemos, de la aceptación o rechazo hacia nosotros como personas. Es probable que después podamos separarlo, al crecer, usando nuestro el razonamiendo del Adulto, pero nuestro Niño seguirá sintiendo que no es posible. Thomas Gordon (1970) dice al respecto: "Es hacia un 'hijo en acción' hacia quien un padre tiene sentimientos, sean éstos de aceptación o de rechazo, no hacia una abstracción llamada 'hijo' ". Al igual, cuando damos caricias a alguien, no es hacia una abstracción llamada "persona" a quien aceptamos o rechazamos, sino a una "persona en acción", es decir, manifestándose en variedad de maneras.
Las personas, además de existir y de expresarnos, lo hacemos en tanto que seres concretos, mostrando unos atributos que nos son propios a cada uno. También necesitamos recibir caricias por estos "atributos" que nos caracterizan, pero esta necesidad, por lo general, la cubrimos con caricias condicionales, que son las que más se aproximan a poder cubrirla, pues las por "ser" nos parecen demasiado abstractas.
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