ANÁLISIS TRANSACCIONAL Y PSICOLOGÍA TRANSPERSONAL (1)


La Psicología Transpersonal estudia, por una parte, el desarrollo de potencialidades que trascienden el yo personal (Walsh y Vaughan, 1980). En su manifestación extrema son potencialidades como, por ejemplo: la conciencia mística, el éxtasis, la beatitud, la trascendencia espiritual, etc. Son los llamados estados alterados de conciencia, los cuales no vivimos habitualmente.

Por otra parte, a nivel concreto de nuestra vida cotidiana, la Psicología Transpersonal hace una lectura distinta de nuestras dificultades personales, trabajándolas también de manera distinta a cómo lo hacen las psicoterapias que se centran en el yo personal. Por ejemplo, para la Psicoterapia Transpersonal una importante causa de problemas es nuestra identificación con el ego, entendido éste como una imagen mental artificial -es decir, en definitiva, un yo artificial-, que tenemos de nosotros mismos y que consideramos nuestro yo auténtico, sin serlo realmente.

La Psicología Transpersonal es un desarrollo prolongación del de la Psicología Humanista, la cual trabaja más en el desarrollo de las potencialidades del yo personal. Sin embargo, esta oposición entre lo personal y lo suprapersonal es artificial. El propio Maslow (1968), pionero de la Psicología Humanista, al estudiar las llamadas experiencias cumbre, se adentró ya también en la dimensión de lo transpersonal. Es también la dimensión con la que se encontró Carl G. Jung al estudiar los arquetipos. Recordemos que los arquetipos son imágenes primordiales inconscientes, que constituyen el patrimonio colectivo y trascendente de la humanidad (Vázquez, 1986). Recordemos también que Jung era un discípulo de Freud que después se separó de él, desarrollando, al igual que Adler, su propio enfoque.

Ken Wilber (1979, pág. 137), una de las principales figuras de la Psicología Transpersonal, no oculta su valoración positiva del Análisis Transaccional como terapia a nivel de la persona/ego y ha escrito:

"El mejor método es, a mi entender, el del Análisis Transaccional, que preserva lo esencial de Freud, pero lo incluye en un contexto simple, claro y conciso, reconociendo además en términos generales la posibilidad de niveles más profundos del ser, de manera que no sabotea abiertamente las intuiciones más profundas."

Dede luego, aunque el Análisis Transaccional no ha nacido como una Psicoterapia Transpersonal, por sus características posibilita también una integración de este tipo de trabajo. Tanto pueden integrársele conceptos transpersonales, como puede hacerse una lectura transpersonal de sus propios conceptos. Por ejemplo, Muriel James (1981) ha contribuido con la propuesta de profundizar el modelo transaccional de la personalidad, tomando en cuenta lo que describe como núcleo interno, que, de estar abierto, provee de energía espiritual a los estados del yo. También Marge Reddington (1985) ha reinterpretado y trabaja en su significado espiritual conceptos clásicos del Análisis Transaccional, tales como: juegos psicológicos, guión psicológico, sentimientos parásitos, etc. Esta integración de lo personal y lo transpersonal señala una posible dirección de desarrollo del Análisis Transaccional. Tal vez entonces pueda denominársele Análisis Transaccional Transpersonal.

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