MÁS ALLÁ DEL GUIÓN (6)
No todo lo que sucede en nuestra vida es resultado del guión psicológico. El guión, tanto el individual como el cultural, tanto el permisivo como el restricitivo y cualquiera de sus facetas, es sólo uno de los aspectos que confluyen en la trayectoria de nuestra vida como seres humanos. Los otros cuatro son (fig. 26): el plan de vida autorregulado (es decir, la vida que uno va determinando por sí mismo), el desarollo psicológico natural (por ejemplo, con sus crisis, tal como la denominada crisis de la mediana edad), los impulsos internos de desarrollo (Blay, 1963) (que proceden de la dimensión transpersona o espiritual) y "el azar", es decir, "lo impredictible", "la buena suerte" o "la mala suerte", "lo desconocido", sea cual sea la realidad de esta variable que obviamente también tiene la vida.
Algunos autores (Erskine y Trautman; Reddington, 1982; Lenhardt, 1980) ven el guión algo así como un "plan de estudios" a través del cual realizamos un aprendizaje necesario para nuestro crecimiento espiritual. Otros relacionan el tema con la ley del karma y con la reencarnación, es decir, que en cada vida hemos de aprender una "lección", para así ir "perfeccionándonos" espiritualmente A este enfoque le llamo el modelo universitario del crecimiento espiritual, pues parece como si al final de la "carrera espiritual" no dieran un "titulo espiritual". Hay terapeutas que trabajan incluso en el guión mediante la redecisión en base una visualización regresiva a "vidas pasadas", es decir, dentro de una perspectiva reencarnacionista. Sea cual sea la verdad de esto último y aunque, dependiendo de esta verdad, el método sea entonces cuestionable, este tiene su utilidad, pues poco importa si lo que se visualiza es realmente una vida pasada o sólo se trata de una construcción actual que se hace con la imaginación, pues, aun tratándose de este último caso, lo imaginado también refleja el guión y facilita material para el trabajo terapéutico.
Por mi parte, prefiero pensar en el guión como "la trama" a través de la cual expresamos un aspecto único y particular del Ser Absoluto, es decir, del Todo, Dios u otros nombres que queramos darle, pasando de la expresión inconsciente, es decir, el guión, a la expresión consciente, es decir, el plan de vida autorregulado, integrando en este último todo aquello que vayamos descubriendo sobre nosotros en todas sus dimensiones. A este modelo le llamo el modelo autorrealizador del crecimiento espiritual, en el sentido de que se trata de realizar, cada vez más, nuestra finalidad en la vida, sobre la que la que Satprem (1972, págs. 277-278), discipulo de Sri Aurobindo, ha escrito:
"...Y al mismo tiempo que cobramos conciencia de nuestra finalidad, descubrimos una dificultad particular que es como el reverso o la contradicción de nuestra finalidad. Es un fenomeno extraño, como si tuviésemos exactamente la sombra de nuestra luz -una sombra particular, una dificultad particular, un problema particular que se presenta a nosotros y torna a presentársenos con desconcertante insistencia, siempre la misma, pero bajo aspectos diferentes y en las más diversas circunstancias, y que después de cada batalla victoriosa vuelve com mayor pujanza, proporcional a nuestra nueva intensidad de conciencia, como si tuviésemos que librar aun la misma batalla en cada nuevo plano de conciencia por nosostros conquistado..."
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