NO DEJARSE ETIQUETAR (9)


El psicodiagnóstico es considerado como algo fundamental para la terapia. Desde luego, es algo muy útil funcionalmente, pero hemos de manejarlo con sumo cuidado. Conviene que evitemos categorías clasificatorias que globalicen la manera de "ser" del cliente, principalmente negativamente. En este tema, un enfoque descriptivo y, a ser posible, conductual del problema es lo mejor. Pero evitemos "etiquetar".

Robert Rosenthal (Birkenbihl, 1979) ha llevado a cabo interesantes investigaciones que demuestran que "la fuerza de las expectativas que tenemos sobre las personas es tan grande, que ya sólo a través de ellas, puede influirse en su actitud". Rosenthal llamó a este fenómeno el efecto Pigmalión. También, en la Terapia Estratégica se le llama profecías que se autocumplen (Watzlawick, 1983). Las profecías, explícitas o no, que hacemos sobre nuestro cliente, "facilitamos" que se cumplan. Si no son explícitas verbalmente, las transmitimos mediante mensajes no verbales y a través del nivel psicológico de nuestras transacciones. (Para más infomación sobre el efecto Pigmalión puede verse el capítulo 10).

Con frecuencia, como terapeutas podemos usar el psicodiagnóstico, inconscientemente, desde la vivencia psicológica "yo estoy bien - tú estás mal", es decir, con una actitud de superioridad respecto al cliente. También podemos usarlo desde una vivencia psicológica "yo estoy mal - tú estás bien", es decir, con una actitud de inferioridad respecto al cliente, sintiéndonos entonces "seguros" una vez hemos logrado "etiquetarle".

La contrapartida positiva del efecto Pigmalión es que también teniendo expectativas positivas sobre nuestro cliente y sus capacidades, facilitamos que las haga realidad en su vida. Por tanto, es muy importante que quienes estamos en profesiones de ayuda hagamos también una terapia propia, que nos facilite pensar, sentir y actuar, de una manera lo más generalizada posible, desde la vivencia existencial y psicológica "yo es estoy bien - tú estás bien", con recursos para permanecer en ella o recuperarla cuando la perdamos.

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