EL AISLAMIENTO: UNA FORMA BÁSICA DE ADAPTACIÓN,
POSITIVA Y NEGATIVA, ADEMÁS DE LA SUMISIÓN Y LA REBELDÍA


El texto que sigue es la reproducción de una parte de mi artículo "El aislamiento (al que ahora llamo retraímiento 1): una forma básica de adaptación positiva y negativa, además de la sumisión y la rebeldía", publicado originalmente en inglés en la revista Transactional Analysis Journal - TAJ (vol.16, nº 2, Abril de 1986) de la International Transactional Analysis Association - ITAA. En dicho artículo consto como Jorge Oller-Vallejo. Después ha sido publicado en español en la revista Análisis Transaccional y Psicología Humanista, nº 16, editada por la Asociación Española de Análisis Transaccional - AESPAT. También ha estado traducido y publicado en francés y en alemán.


ARGUMENTACIóN

... Mi hipótesis es que la sumisión, la rebeldía y el aislamiento, están relacionadas con el miedo, el enfado y la tristeza, respectivamente, siendo conductas adaptativas de supervivencia biológica, en cuya dinámica subyacen funcionalmente estas emociones (Smith, 1977). Desde luego, estas tres emociones negativas básicas son funcionales (Thomson, 1983), es decir, que vienen acompañadas de conductas útiles para resolver problemas.

Sometiéndonos a límites protectores y cuidados saludables, evitamos situaciones que son amenazantes, peligrosas o frustrantes, sin tener que asustarnos, luchar o huir. La emoción primaria en la dinámica de la sumisión es el miedo, el cual, a un nivel más complejo, es ansiedad. La sumisión es una forma psicológica de parálisis que nos evita tener que reaccionar con miedo ante la expectativa de posibles amenazas, peligros o frustraciones. La sumisión está relacionada con la conducta de apego postulada por Bowlby (1980)), conducta que éste ve como un instinto primordial, útil para la supervivencia biológica. La separación o pérdida de la figura de apego genera ansiedad, una señal de alarma que alerta ante posibles peligros. Desde otro punto de vista, los límites y cuidados parentales son los que Seligman (1975) llama "señales de seguridad". Sometiéndonos a estas señales nos sentimos seguros. La sumisión es una manera pasiva de controlar nuestro entorno y de obtener de él lo que necesitamos para sobrevivir, evitándonos la ansiedad que acompaña a la experiencia de lo incontrolable. En otros términos, con frecuencia conducta de sumisión es vista como equivalente a la conducta de dependencia.

Rebelándonos contra límites irrazonables o cuidados innecesarios, buscamos eliminar o cambiar los obstáculos que frustran nuestro bienestar. La emoción primaria en la dinámica de la rebelión es el enfado, el cual, a un nivel más complejo, es agresividad. Típicamente, nos rebelamos ante situaciones que implican frustración (algo que queremos, pero que no podemos obtener) o coacción (algo que no queremos, pero que somos forzados a hacer). J.C. Davies (1962) ha encontrado una relación sigificativa entre frustración de necesidades y rebelión. En su interesante estudio sobre las revoluciones, analiza cómo las personas nos rebelamos cuando queremos algo que pensamos poder recibir, pero siendo dicha expectativa seriamente frustrada. Seligman (1975) apoya la existencia de un impulso primordial de resistencia a la coacción, como una consecuencia directa de su teoría de la indefensión. La indefensión resulta de la experiencia de vivir nuestro entorno como incontrolable o irresoluble. La rebelión es un intento activo de controlar nuestro entorno y de obtener de él lo que necesitamos para sobrevivir, evitando, en el peor de los casos, la indefensión.

Sin embargo, cuando no podemoe evitar, eliminar o cambiar situaciones amenzantes, peligrosas o frustrantes, mediante someternos o rebelarnos, entonces, con frecuencia, la mejor solución adaptativa es aislarnos, física o psicológicamente. Para sobrevivir, tan importante como aprender que a veces sí podemos controlar nuestro entorno, es aprender que no siempre podemos controlarlo. No aprender esto último puede sernos dolorosamente inadaptativo (Seligman, 1975).Cuando no podemos controlar nuestro entorno, la mejor cosa que podemos hacer es renunciar a ello y preservar nuestra energía. Papousek & Papousek (1975) han investigado que bebés que están ante problemas que no pueden resolver, muestran primero un intenso malestar, para pasar después a permanecer inmóviles, pasivos y adormilados. Dichos autores llaman a este estado "hacerse el muerto" o "total separación interior del entorno".

El aislamiento es la conducta adaptativa que acompaña al desespero y resignación que siguen a la pérdida, privación, destrucción, abandono o fracaso de algo, sea este algo persona, cosa o situación. En el peor de los casos, el aislamiento es lo que Seligman (1975) llama indefensión. La emoción primaria en la dinámica del aislamiento es la tristeza, la cual, a un nivel más complejo, es depresión. Desde luego, existe una relación significativa entre depresión y aislamiento (Gormly & Gormly, 1984). Sin embargo, ni la tristeza ni la depresión, si son temporales, son siempre negativas (Hazleton, 1984).

Bolwby (1980) ha escrito sobre la función adaptativa de la tristeza y depresión. En la depresión, cuando las interacciones previas ya no son posibles, patrones de conducta previamente organizados son reestructurados en otra dirección. Por ejemplo, el estado depresivo denominado "síndrome de desastre" cumple esta función adaptativa. Cuando sucede una catástrofe, usualmente las personas actúan apropiadamente mientras dura. Pero después, una vez sucedida, tienden a aislarse en sí mísmas para entrar en un colapso depresivo (incomunicación, apatía, ensimismamiento, etc.). Por último, Después de uno o dos días en este estado, la mayor parte de las personas comienzan a reunir sus pertenencias y a reconstruir su entorno, remitiendo poco a poco el estado de depresión. Esta reacción no esta culturalemente determinada, sino que es común en muchas culturas (Seligman, 1975). Así pues, el aislamiento, si es acompañado de una tristeza y depresión reestructuradoras, es útil para desapegarse de cosas y recomenzar en una nueva dirección.

Pienso, pues, que existe una estrecha relación funcional entre las tres formas de adaptación descritas anteriormente y las tres emociones básicas de supervivencia. Dichas tres formas de adaptación son también básicas y es pausible que tengan también una base biológica, al igual que las tres respectivas emociones primarias que subyacen en su dinámica funcional ...


1. El motivo de este cambio es debido a que cuando escribía el artículo en español y pensando en su traducción al inglés, dadas mis limitaciones en dicho idioma sólo supe encontrar el término "withdrawal" como el más aproximado al concepto que quería identificar. Pero withdrawal frecuentemente se traduce por "aislamiento", de manera que adopté este término, cuando hubiese sido mejor traducirlo por "retraimiento". Por suerte, en la traducción al francés de mi artículo, publicado en Actualities en Analyse Transactionnelle, muy acertadamente el concepto se tradujo por "le retrait", es decir, por "el retraimiento", lo que agradezco al traductor por su intuición y buen entendimiento del tema.


BIBLIOGRAFIA CITADA

  • Bolwby, J. (1980). Loss, sadness and depression. London: Hogarth Press.
  • Davies, J.C. (1962). Toward a theory of revolution. American Sociological Review, 27, 5-19.
  • Gormly, A. & Gormly, J. (1984). A psychological study of emotions. Transactional Analysis Journal, 14, 74-79.
  • Papousek, H. & Papousek, M. (1975). Cognitive aspects of preverbal social interaction between human infants and adults. En Ciba Foundation Sympossium 33: "Parent-Infant Interaction". Amsterdam:Associated ScientificPublishers.
  • Seligman, M.E.P. (1975). Helplesness. San Francisco: Freeman.
  • Smith, M.J. (1977). Kicking the fear habit. New York: Dial Press.
  • Thomson, G. (1983). Fear, anger, sadness. Transactional Analysis Journal, 13, 20-24.


El artículo está subdividido en:

  • Introducción.
  • Una descripción funcional del Niño Adaptado.
  • Argumentación (que es, en su mayor parte, el texto reproducido).
  • Referencias previas en Análisis Transaccional.
  • Utilidad.
  • Conclusión.
  • Bibliografía.