TRES ESTADOS DEL YO BÁSICOS:
EL MODELO PRIMARIO


El text que segueix és la reproducció en espanyol del resum i la introducció del meu article "Tres estados del yo básicos: El modelo primario", publicat originàriament en anglès en el vol. 33, nº 2, d´Abril de 2003, de la revista Transactional Analysis Journal - TAJ, editada per la International Transactional Analysis Association - ITAA. Es tracta d'un número especial sobre els conceptes centrals de l'Anàlisi Transaccional. En l´esmentat article consto com Jorge Oller-Vallejo. Després ha estat publicat en espanyol en la revista Análisis Transaccional y Psicologia Humanista, nº 53, editada per l'Asociación Española de Análisis Transaccional - AESPAT.


RESUMEN

Después de describir la controversia sobre los dos modelos recientemente conocidos como el modelo de los tres estados del yo y el modelo de Adulto integrado/integrador, el autor argumenta sobre la incompatibilidad de estos dos enfoques y aboga por la validez exclusiva del modelo de los tres estados del yo, declarándolo como el único modelo primario de los estados del yo en análisis transaccional.

INTRODUCCIÓN

Cuando al principio comencé con el análisis transaccional y aprendí sobre la existencia vivencial y social de los tres tipos de estado del yo: Padre, Adulto y Niño, yo creía que dado que se trataba de los conceptos fundamentales originados por Berne, formaban parte de un modelo de la personalidad que no dejaba lugar a interpretaciones dispares. Es decir que, a pesar del hecho de que sólo era un modelo, pensaba que, en cierta manera, era indiscutible. Y todavía más, pues dado que constituía un hito en el desarrollo de las teorías y modelos de la personalidad, asumí que estaba bien justificado. Sin embargo, con los años -a través de mi práctica, de escribir para el TAJ y de leer lo que se ha publicado sobre el tema- fue en aumento mi desilusión al encontrarme con la existencia de diferentes modelos de estados del yo, cada uno pretendiendo ser el verdadero. Sin embargo, esta circunstancia también me ha sido útil en mi desarrollo profesional, al permitirme profundizar en la controversia, a la búsqueda de de una explicación y de una posible solución.

Aparte de los modelos demasiado simplificados, dos modelos de los estados del yo están luchando actualmente por el predominio: uno conocido como el modelo de los tres estados del yo (Novey, Porter-Steele, Gobes, & Massey, 1993) y al que considero el modelo primario (Oller-Vallejo, 1997), y otro denominado el modelo del Adulto integrador (Trautman & Erskine, 1999), previamente conocido como modelo del Adulto integrado (Erskine, 1988; Gobes, 1993). Ambos modelos son justificados por sus partidarios en base a las escrituras de Berne.

He escrito sobre la controversia entre estos dos modelos en mi artículo "Un análisis integrador de los modelos de los estados del yo" (Oller-Vallejo, 1997), proponiendo una perspectiva integradora. Sin embargo, la controversia continúa y está generando un cisma epistemológico que podría tener serias consecuencias para el futuro de análisis transaccional, no sólo porque muchas personas están desconcertadas, lo que podría causar que el método sufriera una pérdida de credibilidad, sino también debido a la falta de rigor teórico que la controversia revela. Por ejemplo, Stewart (2002), en base a las premisas del modelo del Adulto integrado/integrador, argumenta en favor de eliminar el modelo funcional de la formación y literatura del análisis transaccional, a pesar del hecho de que este modelo fue comenzado por Berne y deriva del modelo primario.

Como una solución, Novey (1994) sugirió que los autores en sus trabajos especifiquen a qué modelo están refiriéndose, pero no creo que esto sea suficiente. Por ejemplo, cuando escribí "Los estados del yo y las tres funciones básicas" (Oller-Vallejo, 2002), tuve que tener en cuenta los dos modelos, en cierto modo para "satifacer" a ambos. En mi opinión, es de suma importancia que se resuelva esta pluralidad de modelos, encontrando un sólo modelo que epistemológicamente acabe con esta controversia infructuosa. Esto es ahora especialmente importante cuando algunos miembros de la ITAA están trabajando en la posibilidad de normalizar los conceptos básicos del análisis transaccional. Sin embargo, para lograr tal objetivo, no sólo es necesario considerar lo que Berne escribió y las interpretaciones sobre lo que escribió, sino también poder generar nuevas maneras de pensar sobre el problema (White, 1989), confrontándolo con una actitud constructiva y a veces también con sentido común. De esta manera, podremos encontrar una solución cooperativa que vaya más allá de los fundamentalismos de una u otra teoría, lo que, en definitiva, será beneficioso para la identidad y utilidad de análisis transaccional.


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