EL NIÑO RETRAÍDO, NUESTRO NIÑO OLVIDADO (12)


Es usual en Análisis Transaccional, en el modelo funcional ampliado de la personalidad, distinguir la sumisión y la rebeldía como las conductas básicas del Niño Adaptado. Hablamos entonces de Niño Sumiso y de Niño Rebelde (Ernst, 1973; Drye, 1974), diferenciándolos como los dos subaspectos funcionales del Niño Adaptado. Desde luego, la sumisión y la rebeldía son dos formas básicas de adaptación a las influencias parentales. Las usamos de pequeños para adaptarnos, positiva o negativamente, a dichas influencias y, en definitiva, a los cuidados. Después, de mayores, también las seguimos usando cuando hemos de tratar con figuras con autoridad de las que dependemos.

Pero también hay una tercera forma básica de adaptación a las influencias parentales, también positiva o negativa, a la que actualmente llamo retraimiento y que antes denominaba aislamiento (Oller, 1986) (véase abajo la NOTA ACLARATORIA). Para sobrevivir, tan importante es aprender a retraernos como a someternos y a rebelarnos. Así, también es necesario distinguir en el Niño Adaptado otra parte funcional a la que llamo Niño Retraído (al que antes denominaba Niño Retraído). Por tanto, Niño Sumiso, Niño Rebelde y Niño Retraído son los tres subaspectos funcionales del Niño Adaptado. La idea de que el retraimiento es una importante forma de adaptación, no es nueva en Análisis Transaccional. Por ejemplo, Eric Berne, en Análisis Transaccional en psicoterapia (1961), escribió: "El Niño adaptado se manifiesta por conductas que inferencialmente están bajo el dominio de la influencia parental, tales como la sumisión y el aislamiento (es decir, el retraimiento -el paréntesis es mío-)". En aquel tiempo Berne situaba la rebeldía en el Niño Natural. También en Juegos en que participamos (1964), Berne escribió: "Él (refiriéndose Berne al Niño Adaptado -el paréntesis es mío-) se comporta como su padre (o la madre) quieren que lo haga, sumisamente o precozmente, o adaptándose aislándose (es decir, retrayéndose -el paréntesis es mío-) o quejándose".


NOTA ACLARATORIA: Con el tiempo, debido a mi posterior experiencia teórica y práctica desde que describí el aislamiento como una tercera forma de adaptación, junto a la sumisión y la rebeldía, a las influencias parentales, he llegado a la conclusión que el término de retraimiento expresa mejor el sentido del concepto. De esta manera, el aislamiento puede considerarse como la manifestación negativa del retraimiento, por lo cual el Niño Aislado sería una manifestación extrema siempre negativa del que ahora, sustituyéndole, llamo el Niño Retraido. Desde luego, es dificil pensar en el Niño Aislado como una manifestación que también puede ser positiva y más aun si nos situamos en una cultura que, como la angloamericana, valora más participar que aislarse. En cambio, es más facil entender que el Niño Retraído puede ser positivo o negativo. Sucede con el término aislamiento, tanto en inglés como en castellano, lo mismo que sucede con el término sumisión, que en castellano suele interpretarse como algo que es siempre negativo, lo que con frecuencia crea rechazo hacia el denominado Niño Sumiso, que puede ser tanto positivo como negativo. La cuestión es que cuando escribía en castellano el artículo sobre el aislamiemnto y pensando en su traducción al inglés, dadas mis limitaciones en dicho idioma, sólo supe encontrar el término withdrawal como más aproximado al concepto que quería identificar, término que generalmente se traduce por aislamiento y por lo cual adopte dichos términos, cuando hubiese sido mejor utilizar, como hago ahora, el término de retraimiento, aunque el tema sigue abierto en cuando a encontrar un término inglés sustitutivo. De hecho, en inglés incluso el concepto de retraer es traducido por "to withdraw from". Por suerte, en la traducción de mi artículo del inglés al francés, muy acertadamente se tradujo "the withdrawal" por "le retrait", es decir, por "el retraimiento".

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