CONTROVERSIA EN ANÁLISIS TRANSACCIONAL (11)


Existe en el Análisis Transaccional cierta controversia entre los que piensan que "no se puede hacer sentir a los demás" (Kahler, 1978; Goulding y Goulding, 1979; Goulding, 1985) y los que piensan que "sí se puede hacer sentir a los demás" (Steiner, 1984; Schiff, 1978). Desde luego, ambos grupos se están refiriendo a "hacer sentir" en un sentido de "causar sentir", pues si no, no se entiende la polémica. Pero pienso que probablemente cada cada grupo toma y defiende su postura para contrarrestar los aspectos negativos a los que se supone que lleva creer y defender la postura contraria.

Probablemente, los que dicen que "sí puede hacerse sentir" con su postura implícitamente están confrontando a Perseguidores potenciales, para que no mantengan sus abusos emocionales diciendo: "Yo no puedo hacerte sentir". En cambio, probablemente, los que dicen que "no puede hacerse sentir", implícitamente están confrontando a Víctimas potenciales, para que no descuenten su responsabilidad emocional diciendo: "Tú me haces sentir". Por tanto, en el fondo, las dos posturas tienen una intencionalidad positiva y cada una tiene su parte de verdad.

Pero la controversia se plantea porque cada una se refiere a maneras de sentir distintas. Una cosa es la manera de sentir natural y otra la manera de sentir de tipo parásito y elástico. La primera es apropiada a las situaciones y las otros no. Los que dicen que "no puede hacerse sentir" se están refiriendo, de hecho, a la manera de sentir parásita y elástica, cuyas emociones nos "causamos" nosotros, desde luego no voluntariamente, sino por nuestras inercias inconscientes de supervivencia. En cambio, los que dicen que "sí puede hacerse sentir" se están refiriendo a la manera de sentir natural, cuyas emociones son "consecuencia" de lo que el otro nos hace y tienen una finalidad funcional a la que no podemos renunciar.

Como ejemplo (inspirado en Steiner, 1984), supongamos dos esposos que están conversando placenteramente. En medio de la conversación, repentinamente el marido empieza a gritar, insultando a su esposa. Ante ello lo más natural es que está sienta miedo. No tiene prácticamente otra opción que sentir miedo. Por una parte está el impacto sensorial de los gritos, ante los que es natural experimente sobresalto. Por otra parte, los gritos e insultos son indicadores de posible peligro, ante lo cual también es natural sienta miedo. Por tanto, la respuesta de la esposa está programada biológicamente y es una sana reacción natural ante la conducta del marido. Desde luego, el marido es responsable, con su conducta, de lo que siente su esposa. Podemos aceptar como algo muy "humano", que la esposa diga al marido: "Me estás haciendo sentir mal". Siguiendo con el mismo ejemplo, supongamos que, en cambio, en medio de la placentera conversación y sin gritos ni insultos por parte del marido, la esposa le dice: "Me estás haciendo sentir miedo". El miedo no sería entonces una reacción apropiada, pues no hay nada amenazante en la situación. Se trataría de un miedo parásito, pues lo apropiado sería sentir placer. Por tanto, no podemos decir del marido que "está haciendo sentir mal" a su esposa, en un sentido causal. Es ella misma quien se lo hace, es decir, quien se "causa" au sentirse mal. Probablemente con su "filtro" está interpretando la situación de una manera amenazante, al servicio de "alimentar" su miedo parásito. Desde luego, sólo ella es responsable de este miedo.

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